
Nuestra ciudad no es precisamente la más segura del mundo. Sin embargo, existe un extraño caso que nunca deja de sorprendernos: el de los birotes que dejan colgados y nadie se roba.
Muy temprano por las mañanas, incluso todavía de madrugada, los repartidores de pan salen a distribuir sus birotes recién hechecitos a los comercios y tiendas de abarrotes de Guadalajara.
Cuando los encuentran cerrados, dejan colgado afuera un costal repleto de pan. Si bien sí se han reportado algunos incidentes, es muy raro que alguien los tome.
¿Por qué dejan birotes colgados y nadie se los lleva?
Todo se atribuye a un supuesto entendido social que existe, una especie de código moral tácito entre los oriundos. Con frases como “hay valores” o“solo los tapatíos lo entenderían”, se explica este hecho.
“Nada se respeta más que el birote que el panadero deja afuera de una tienda”, puedes leer en los comentarios sobre este tema.
¿De dónde viene el birote de Guadalajara?
Doradito, cujiente y en su punto, el birote tiene una forma parecida al bolillo, pero su consistencia y sabor son diferentes, pues es ligeramente más ácido y consistente.
Se cree que este pan está influenciado por los inmigrantes franceses que vivieron en nuestra ciudad durante el siglo XX, quienes trajeron sus técnicas de panadería.
Según los historiadores, el nombre “birote” viene del apellido de su creador, Camille Pirotte, un panadero de origen belga que vivió en nuestro estado durante la Intervención Francesa.